ÍDOLOS

Y de nuevo sudando a borbotones. Salí con mi hijo pequeño a ver un partido de fútbol de los peques del pueblo y a las 4 de la tarde y casi me muero. Y con esa solana nos fuimos a ver el partido y al final no había partido ni nada. Se había confundido de día el chaval y de vuelta a casa se vistió de portero y se fue también a entrenar. Le gusta ser portero y su héroe es Víctor Valdés, el portero del Barça o como le decimos nosotros, San Víctor Valdés y por la divinidad que le profesa. Y funciona, os juro que funciona, porque si Víctor come esto, tú también te lo comes y si Víctor caga a las tres, tú cagas a la misma hora y nunca dice que no. ¡Gracias San Víctor!.

Para que se diga que los humanos no funcionamos con ídolos. Lo cual a mi no me gusta, es más lo repudio, pero lo que es, es y hay que saber reconocerlo. El que yo diga una cosa y ya puede ser muy brillante, que como lo digo yo, que soy un mierda, nadie me hará caso. Pero si lo mismo lo dice un tío conocido públicamente, ya es otro cantar muy distinto y mira que lo dijo fulanito y a fulanito hay que hacerle caso y todos adorándole. Pero no vayáis a pensar que yo me libro de no caer en el  mismo pecado, yo si lo dice alguien con peso social, pues le hago más caso. Y eso que lucho contra ello y porque no gusta el culto a la personalidad, porque al final endiosamos al tío y el tío va y se lo cree.

Por desgracia éste uno de los puntos que a los humanos nos cuesta más resolver y nos cuesta escuchar lo que dice un don nadie o sea un tío corriente como nosotros. No sé el porqué necesitamos ídolos en que representarnos y quizá sea una proyección de lo que uno quiere ser o de lo que le gustaría ser. Y cuando el ídolo está en la cumbre, se le empieza a ir la olla, pues se siente poderoso e invencible. Después cuando la espicha el ídolo, todo se va al carajo y si es que ya no se fue antes. Y sino busquemos ejemplos en la Historia, que los hay a miles. A los ídolos hay que reciclarlos como a la basura y porque es inevitable que alguien destaque y que se haga líder de la película y la única solución posible, es acotarle el tiempo de estar en la cima y para que no se perpetue como un tío imprescindible. ¡Joder!, que nadie es imprescindible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR