MISERIAS HUMANAS

Se hacen querer los pensamientos, ellos esperan que tú  ruegues y supliques su presencia. Como todo bien preciado y valorado y ellos esto lo saben, esperan agazapados a que te pongas de rodillas y entonces ellos se levantan y es cuando aparecen por tu mente. Bueno, pues yo no estoy de rodillas, pero estoy delante del teclado y esperando a esa iluminación divina. Vamos que estoy esperando a que aparezca la Virgen sobre mi mesa y obre el milagro de obsequiarme con unos cuantos pensamientos.

Y son las 12 de la mañana y el pescado está casi vendido, me faltan algunos flecos y que dios me dote de paciencia: Porque de paciencia ando muy mal y dado que el paso del tiempo es mi peor enemigo, pues pasa lo que pasa, que no soporto que las horas pasen. No soporto la cruel sucesión de los días y de los meses y con el paso del tiempo, tolerancia cero. Pero eso es rebelarse contra los imponderables y no me queda otra que tragar saliva.

Realismo, tío, un poco de realismo y no tantas pajas mentales, me digo todos los días. Por eso leo el periódico todas las mañanas y esperando encontrar una buena noticia que me de ánimos. Pero ya se sabe que lo bueno no vende, vende lo malo, venden las guerras o los desastres naturales, venden los genocidios, venden los maltratos, venden las miserias de la vida humana. Y miserias humanas hay para dar y tomar, hay tantas y tan retorcidas que parece que más que humanidad destilamos odio.

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JULIO CORTÁZAR