
Amo lo imposible,
lo utópico, lo irreal,
lo que se sale de sitio,
amo lo que no tiene nombre
y lo que nadie conoce,
amo la prosa, el verbo y el adverbio,
quiero que todo se cubra de óxido,
de amarillo, de verde luminoso,
de agua de lluvia,
de charcos abandonados,
de insonoros ruidos,
y de peces que crecen,
y quiero curarme de odio y de espanto
y que por favor, que nadie me moleste,
pues quiero ser un asceta sin cueva,
y quiero ser un libro que se abre por la última página,
y sin epitafio, ni conclusión ninguna,
sólo el título y el final,
sólo el nacimiento y la muerte,
y por el medio,
que alguien me cuente,
que aquí nació y yació,
una persona que amó la vida.
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