Una ligera brisa entra por mi ventana y es como una bendición de los dioses. La suave caricia del viento y la tan necesaria corriente de aire y a veces hasta me sorprendo a mi mismo, rogando que ese soplo de vida se duplique o que se multiplique. Ya no pido, ruego y suplico que el Otoño llegue de verdad. Y éste año de nuevo me quedaré sin setas y porque en Septiembre no ha llovido, aunque dicen, que lloverá en éste fin de semana, pero creo que ya es tarde para el crecimiento de las setas.
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| Alcaufar. Una bella cala de mi Isla. |
O sea que Verano prolongado y Otoño medio jodido, porque sin setas no hay vida o casi. El Otoño tiene de bueno, que se renueva todo, caen las hojas, el campo se convierte en un hongo fértil y el frío empieza su andadura, pero lo importante para mi, que es que florezcan los hongos y las setas, pero me temo que esa parte del contrato no se va a cumplir. Las estaciones clásicas ya no se cumple ninguna y habrá que redifinirlas de nuevo.
Y lo más jodido es que caen las hojas igualmente, pero caen en un clima veraniego. Y perdonen señores, pero yo no soy capaz de ver el Otoño con un calor de caldera, eso no es Otoño ni hostias benditas. Yo además como en Septiembre decreto el Otoño y porque así siempre lo hice, me estoy llevando un palo que no veas, quiero encender mi estufa de leña y no puedo, quiero ir a por setas y me quedaré con las ganas, quiero los colores otoñales y la suave languidez de los días y no éstos días y noches que hasta te suda el bigote, quiero en definitiva, que el Otoño sea Otoño y es que no deseo más que eso, que se cumpla lo pactado entre dios y los hombres.

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