Trato de disfrutar. Os juro que trato de disfrutar, pero también es verdad, que no siempre se puede. Que circunstancias, que hay momentos difíciles, que hay situaciones que son para llorar y es lo que se debe hacer, llorar y llorar hasta que no puedas más. En fin, yo he llorado y mucho y por motivos que ahora no es el momento de explicar y porque ahora no me apetece y además, porque no me da la gana. En eso soy como un niño caprichoso y consentido y por eso no voy a decir nada que no me salga de mis adentros. Yo podía haber vivido de otra forma y quizás me hubiera bien o peor de lo que ahora soy. Nadie puede jurar que seguro que le hubiera ido mejor o peor. Vamos a ver, yo he vivido y he soñado como un jabato, he sido cuerpo y alma libre, he sido un bicho de ideología radical e iba a decir, extrema, pero a eso no llego o no quiero llegar y porque no me gusta vivir arrinconado y castigado de cara a la pared y todo, por ser extremo. Yo acepto que estoy virado a la izquierda, que el sol sale por la izquierda y que la luna sale por la misma dirección y el mar se alza como un puño cerrado y para caer con todo el estrépito de una enorme ola. Además, soy zurdo de nacimiento y en algunas cosas, diestro por obligación. No sé porque nací escorado hacia un lado y porque después casi todo lo que me rodeó se puso en el lado contrario. La vida me puso frente a todo aquello que le daba un sentido determinado a mi vida. Sólo pasó que mi vida cogió otra dirección.
Aunque todo hay decirlo, he pasado períodos neutros y amorfos, rodeado de muchas drogas y en donde toda mi preocupación eran las mismas drogas. Mi ombligo, mi puto ombligo de mierda era todo mi valor. Y ahora, superado de nuevo todo ese proceso vital, he vuelto a renacer a la izquierda de la vida, sólo que ahora estoy limpio de polvo y paja y digamos que las ideas extremas y fijas han cogido cintura y por eso, ahora son más flexibles. Vamos que ahora mismo ni me fío de algunos que dicen tener una ideología parecida a la mía y porque muchos de ellos siguen comulgando con ruedas de molino y por eso gritan consignas ideadas por otros de su calaña izquierdosa, pero que en realidad, la mente la tienen tan estrecha como los de la derecha. Qué difícil de explicar es todo esto y porque lo fácil sería resumirlo todo, en derecha e izquierda y que los extremos se tocan y porque algunos lo dicen y para que por fin podamos sintetizarlo todo, en el bien y en el mal o entre el bien y el mal.
La izquierda está muy bien, si lo dejamos todo en cuatro principios generales y generalizados y porque como quieras destripar a alguno de ellos, empezarán los problemas. Te sale un Putín que dice ser antifascista (y tiene cojones la cosa) o un Nicolás Maduro que se les caen de maduros que los tiene o un Daniel Ortega que decía encabezar la revolución nicaragüense y al pueblo lo confundió con la cara su mujer y ahora los dos son los putos amos de Nicaragua. No hay izquierda si uno pretende ser más que los demás y hablar en nombre de todo el pueblo y reprimir al pueblo con las mismas armas que tenía el antiguo opresor y conservar su mismo ejército y la misma estructura jerárquica y social que al decir de ellos, la habían destruído en ese proceso llamado "revolucionario". Seamos sinceros de todo, a mí un tipo que sale en chandal patriotero y lleno de banderas de su país y hasta la bandera y valga la redundancia, no me ofrece ninguna confianza. Yo prefiero volver a los tiempos del amor libre, de la anarquía pura y dura y de que nadie me toque los cojones tratando de comerme el coco. Vale, me defino de izquierdas y lucho por ser cada día más libre y los demás si me quieren así de libre y suelto, pues también estaría con ellos y porque queremos un mundo libre y sin cadenas.
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