¡QUÉ VIVA LA UTOPÍA!

Y aplausos, ponerse de pie y unos besos al aire y me despido. Me despido por hoy y como se dice siempre, espero veros pronto, quizá mañana, que ya es hoy y ya veis que mal funciona el mundo, hoy es mañana y ¿mañana será pasado o no será nada?. Mañana es Miércoles y los Miércoles son como el intermedio semanal, ni fu ni fa, ni pincho, ni corto el bacalao. Pues yo espero un Miércoles a lo grande, aunque la verdad es que siempre espero que el día siguiente sea grande, pues soy optimista por defecto de nacimiento.

Yo nací con los ojos abiertos y no necesité una bofetada para espabilarme, las bofetadas las recibí posteriormente y creo que fueron suficientes. O sea que de violencia la mínima y la necesaria, aunque si por mi fuera y hablo por lo que dictan mis instintos primitivos, la violencia sería mi filosofía de vida. Éste tío me cae mal, pues lo coso a navajazos, éste me cae regular, sólo le quito los ojos y si me cae bien, le doy un abrazo Humano o de Oso. Yo que sé, lo que me indique mi impulso impulsivo.

Y en cambio todos los días le ruego a dios que me pacifique, pues quiero ser un tío tranquilo. Tranquilo pero no apapostiado, tranquilo pero no amorfo, porque lo que no puedo evitar es que la sangre me hierva ante los desatinos sociales y humanos. No quiero vendas en los ojos, no quiero tapones en los oídos, no quiero ser un tío insensible, quiero ser todo lo contrario, un tío que desborde sentimientos y que ilumine los pensamientos. Y si esto es utopía, pues ¡que viva la utopía!.

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JULIO CORTÁZAR