DE REPENTE

 


De repente...
me acordé de ti,
pero me acordé de tus malos rollos,
sí, de ese café a media tarde
que se fundía con 20 interminables cafés anteriores
después vendría el que yo no duermo
y por lo tanto..., tú tampoco,
y venga a contar historias que olían a pergamino reseco,
y venga a recordar resquemores,
y yo a sentir como sudaban tus manos
y como rezumaban malas ideas por cada gramo de tu piel,
o el como te comías las uñas y escupías pellejos
y con la indiferencia del perdona vidas.
Es que por mucho que digamos,
los recuerdos no siempre son bellos,
a veces son trozos de metralla
que poco a poco...
adquieren vida propia.

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GEORGE ORWELL