Sábado de finales de septiembre y el otoño está de cuerpo presente. Pero no nos alegremos demasiado pensando que el otoño ha vencido y porque en ésta isla el otoño suele ser demasiado corto y no muy intenso. Añoro los otoños fuertes, llenos de olores y colores, fríos y lluviosos, de hoja muerta y húmeda, de tardes al calor de una estufa de leña o chimenea. Las mejores confesiones se hacen al calor del fuego y escuchando el crujir de la leña y el silbido del viento. Afuera llueve, tiene que estar lloviendo o nevando y para que tengas y sientas la necesidad de sentirte más protegido en tu refugio. Las conversaciones allí dentro fluyen y ante el entorno que te rodea, tienden a ser enfocadas hacia temas más personales y mientras echas otro leño al fuego. Miras a tu alrededor y ves a otros almas queriendo saber el destino que tendremos. Se habla del amor, del amor siempre se habla cuando uno se siente intimista. También se habla del ¿porqué de nuestra existencia? y a la que nunca le encontrarás su respuesta adecuada, es decir, seguirás pensando que no sabes casi nada del amor y del porque te pusieron a vivir en éste mundo. El otoño y la chimenea, no te resuelven ese dilema y es más, nadie te lo resolverá. Yo ahora mismo tengo 68 años y voy para 69 y sé más o menos lo mismo que antes y mira que me he echado tardes y tardes alrededor de un fuego. Hay enigmas que siempre serán enigmas, aunque la diferencia está en que cuando eres joven piensas que algún tendrás la solución de dichos problemas y ahora en cambio, ya sabes que jamás serán resueltos.
Y no es una idea deprimente y porque para mí no me resulta deprimente el reconocer que no tengo en mis manos la solución a dichos problemas. También tengo muy claro, que no lo resolverán otros, ni los venideros ni los que vendrán después de los venideros. En eso consiste la vida, en no saber porque la estás viviendo, en vivirla igualmente y ahí sí que depende de tí, que le echas más o menos ganas a ese asunto del vivir y en morir sabiendo que no has podido resolver semejante entuerto. Es importante saber, que nadie te va a regalar nada y por tu cara bonita (si la tienes bonita) y que seguramente si lo hace, es por su propio interés, porque algo querrá sacar de tí y no es siempre por la pasta (que también lo es, pero no lo es siempre). Hay quién disfruta chupándote la sangre como lo hace un vampiro sediento de sangre ajena o que necesita tu apoyo psicológico y mental o que simplemente le sirvas de paño de lágrimas. Hay gente o personas (esto último había que demostrarlo) que sabe aprovecharse de tus mejores cualidades y una vez que has sido utilizado, ya no le sirves para nada y pasas a formar parte de ese ejército de parias que deambulan por la vida sin saber para que coño existen.
Claro que el que se aprovecha de los otros o del resto, tampoco irá muy lejos, aunque piense que sí y que se sienta el ser más poderoso de la tierra o del universo. Y puede que lo esa en plan pasta y en barcos y casas y aviones privados,
pero seguro que tiene un punto débil, que tiene su talón de aquiles y que más tarde o más temprano, por ahí se cuelan sus infecciones que lo acabarán poniendo en la picota. Nadie se salva de la quema por sus propias debilidades. Yo me siento un hombre rico en muchas cosas (en pasta está claro que no) y espero y esa es mi intención, seguir disfrutando de ellas. Como diría el otro, me siento una persona afortunada que tiene como meta, ser de cada vez más afortunado.
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