Hora digo que yo escribo por gusto,
porque me divierte hacerlo, porque me lo paso pipa, porque disfruto
con ello. Y dentro de unos años y si da la casualidad de que vendo
algo y me hago algo famosillo, ¿que diré?, que escribo porque de
algo tengo que vivir y el que quiera leerme que lo pagué y con
creces. El precio de la fama, te hace ver las cosas de otra manera.
Te hace ver que tú piensas que ya eres alguien y vas y te lo crees.
Así de fácil y así de sencillo.
Ahora debía decir que no, que yo no
soy de esos y que yo no vendo a la fama. Debía, pero no lo voy hacer
y por la simple razón, de que coño voy a saber del como voy a ser
mañana, y si seré un gilipollas engreído o seré la antorcha de
los pobres. Hoy es fácil decir que no, pues no tengo nada que
perder, aunque a veces tengo la tentación del pensar que de alguna
forma se me compense por tantas horas que paso delante del teclado,
pero de momento es un acto reflejo y que enseguida, se borra.
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