si, tú me dijiste,
después de ti no habrá nadie,
vos sos el amor de mi vida,
y después está el desierto,
y yo me lo creí,
yo mamé de tu teta,
palpé el interior de tus entrañas
me acomodé a la forma de tus
pulmones,
y cuando mejor respiraba,
y cuando el aire era de oxígeno puro
tú me dijiste, esto se acabó,
y no creas que hoy no te lo agradezco,
porque a pesar del trauma,
a pesar de que lloré a escondidas,
al final, me liberé de ti,
porque fuiste la mujer de mis sueños,
pero a la vez, esos sueños...
se convirtieron en terribles
pesadillas.

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