Como huelen los pinos cuando el sol los
calienta, como emiten ese olor ácido resinoso. Estoy viendo las
altas coas de los pinos mediterráneos y me estoy acordando de los
piñeros. Si de ese gremio que en la época que toca, se dedican a
coger piñones. Y claro ya hace muchos años y cuando yo era un puto
novato en éstas lides, van unos tíos y te preguntan si pueden
subirse a los grandes y espléndidos pinos. Y yo como les iba a decir
que no, que cogieran las piñas que quisieran si eso les iba a dar
unas perrillas.
Se pusieron a la faena y yo empecé a
sudar como un cerdo, pues subían hasta la misma copa, que son unos
cuantos metros de altura, a pelo y sin nada que les asegurara al
árbol. Lo pasé tan mal, que aquél momento me juré a mi mismo que
nunca más permitiría que entrara un piñero en mi casa. Yo que sé,
en parte me sentía responsable y por la sencilla razón que estaban
cogiendo piñas en la parcela de mi casa. Ahora que ya no estoy aquí,
sé que entran y no me importa, pues yo no lo veo y por tanto, no lo
padezco.
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