Si todo transcurre así,
así en silencio y suavemente,
lo dejaremos estar
porque yo adoro la soledad y el silencio,
porque ahora ya no persigo los sonidos de la noche,
ni siquiera oigo el estruendo de su música,
ahora me adorno con mis cuatro flores,
me sedo escuchando el susurro de la chimenea,
y escribo un rato y otro rato
y si pudiera estaría escribiendo todo el rato,
pero no me dejan...
no me deja el entrañable ronroneo del sueño,
no me dejan las pestañas
que se me caen por su propio peso
y no voy a ser yo el que les lleve la contraria,
y entonces y suavemente... me duermo
y gratamente y en silencio.
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