Las 5 y media de la tarde y hoy tengo
partido de Padel y después reunión de Padres en el Instituto. Ya
veis tengo la agenda ocupada y yo con muy pocas ganas de reuniones.
Mañana por la mañana tengo otra reunión del curre y me pasa lo
mismo, ¡que me aburren, coño!. De reuniones yo estoy hasta el moño,
tuve tantas cuando era un adolescente y un joven crápula, que ahora
no puedo con ellas. En mis tiempos eran reuniones clandestinas y por
ser en pleno franquismo, pero se hacían para todo y por todo y
largas como un día sin pan y espesas y densas.
Yo no puedo más, con el orden del día.
Y como primer punto, vamos a tocar esto y de segundo, hablamos de lo
otro y al final sacamos conclusiones. Estoy hasta los cojones de
sacar conclusiones generales y a modo de resumen síntesis, pues
estoy convencido que cada uno saca las suyas y que las generales,
sólo sirven para el que las hace. O sea para el portavoz o para el
que lleva la voz cantante, o como dicen algunos, para el moderador
del asunto.
En mis tiempos se decía, el
responsable, como si el resto fueran unos irresponsables de mierda y
no tuvieran puta idea. Eran tiempos clandestinos y el funcionamiento
de las reuniones eran bajo el método del centralismo democrático,
lo que equivale a decir, que las órdenes las daban los responsables
y tú dabas y podías dar tu opinión, pero lo que realmente iba a
misa era lo que venía desde arriba y eso se comunicaba a través del
responsable de marras. Lo de democrático, como que sobraba, pues
todo se ponía en aras del funcionamiento organizativo y en aquellas
épocas de clandestinidad, se decía que era el único método para
poder funcionar. Hoy, tengo claro, que diría otra cosa muy distinta.
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