PRIMERO DE OCTUBRE

Son las 9 y media de la mañana del primer día de éste mes de Octubre y cuando acabe éstas cuatro letras, me iré a la piltra. Noche toledana he tenido, estuve en la clínica privada y no pude pegar ojo. Tuve a varios pacientes e impacientes, pero hubo una tía de 23 años con un ataque de asma, que casi se me va de las manos. Me tuve que emplear a fondo y me pasé la noche auscultándola cada 5 minutos y metiéndole dosis de caballo y hasta que por fin, remontó cuando ya casi salía o sea sobre las 8 de la mañana.

Cansado y muy cansado, pero también muy satisfecho y por la gravedad que adquirió el asunto. La verdad es que sigo pensando que necesito un poco de caña, es la mejor forma de desentumecer mis conocimientos. Claro que de eso ya llevo suficiente en mi verdadero trabajo, que es el de ejercer de médico de las emergencias. Lo malo es de éstas clínicas a medio gas, es que la asistencia de urgencias no están al completo y si se te complica el asunto tienes que derivar hacia un verdadero Hospital.


Por eso te la juegas un poco. Lo normal es ver chuminadas, catarros, heridas, amigdalitis, bronquitis, sinusitis y todas las itis que no supongan peligro vital para el paciente. Y aún así ingresan gente igual que si fuera un hotel, al fin y al cabo, pagan los seguros y ellos, los de la Clínica, se quedan tan tranquilos. Yo ingreso poco, porque mis criterios de ingreso no son tan lacios y son más firmes y porque de noche, lógicamente veo a menos pacientes. Yo que sé, yo soy un tío raro y de una especie en peligro de extinción.

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JULIO CORTÁZAR