MASTER CHEF

Y de nuevo se acerca la hora maldita, la 1 de la tarde y todo se cubre de comida y hoy ¿qué delicia de plato voy a ofrecer a mis comensales?. Una ensalada desangelada, pero con mucha variación de colores y de sabores y aunque todos sean hierba tendré que darle ese toque verde, amarillo y rojo. Y de segundo yo que sé, mi imaginación en éste tema tiene muchos límites o a lo mejor, es que en realidad soy un flojo de mierda.

En éste punto, flojo lo soy y porque si fuera a un restaurante seguro que sabría pedirme el plato más rico y más elaborado. Pero que le voy a hacer, yo tengo mis propios límites y el cocinar es uno de ellos. Tampoco es que lo odie, o sea que me gusta un poco, pero no tanto para hacer la comida día sí y día también. Si aún me presentara un Master chef de esos que se montan por doquier y que están tan de moda, podría cambiar la cosa y así pondría más interés.


Si hoy en día están de moda varias cosas: correr como un loco y pasarte la vida corriendo y cocinar como un cocinitas y hacer unas recetas de rechupete. Correr y Comer e incluso correr comiendo o al revés, comer corriendo y esto es un mundo de locos y que por ser una moda va a durar dos telediarios. Pero mientra tenemos que padecer con maratones, triatlones de los cojones, duatlones y triptones y con programas soporíferos de master chef. Faltan las carreras de los master chef o como cocinan los corredores de los triatlones.

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JULIO CORTÁZAR