RESACAS DE CAMA

Las 12 de la mañana y estoy despejando mi empanada mental. Hoy me cuesta quitarme de encima esa sensación de sueño pegajoso. Me recuerdas a aquellos días de hace 30 años, en que salía el Viernes y el Sábado era día de resaca. Abría un ojo a las 3 de la tarde y lo volvía a cerrar, pero a las 4 ya estaba despierto y como mi cerebro no daba para más, encendía la tele que tenía en mi habitación.

Y ya aquello era una sesión continua de pelis malas y anuncios y claro, siempre acompañado de un fuerte dolor de cabeza. Resaca atroz y llena de arrepentimientos, algo que había dicho, algo que había hecho, algo que había pensado el día anterior y en el medio de la borrachera y eso era como un tumor dentro de mi cabeza y vueltas y vueltas y más vueltas. Cuando así pasaba, que no era siempre, la cosa empezaba por una birra, después ya eran dos, tres, cinco y diez y de nuevo empezaba el mismo ciclo que el día anterior, de nuevo empezaba otro ciclo de borrachera.


Claro, que el Domingo me pasaba lo mismo, lo que pasaba con el Domingo que ya no podía seguir ese ciclo y porque el Lunes curraba y entonces, era el día más deprimente de todos. Y todos los fines de semana, la misma película, resaca en la cama el Sábado, borrachera a continuación y Domingo arrastrado por los suelos, pero la tele con sus malas pelis y con sus anuncios deleznables siempre estaba. Y por esa simple razón, ahora no tengo tele en mi habitación, no tengo tele, ni tengo resacas.

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JULIO CORTÁZAR