También influye en mi estado de
desganado, que no pueda ordenarme escribiendo y cuando veo que tengo
casi 30 escritos pendientes de ser pasados al blog, me desmoralizo y
me entran ganas de mandar todo a tomar por culo. ¿Será una reacción
primaria?, pero es que yo soy muy primario y me gusta guiarme por mis
instintos y cuando algo me toca las pelotas, yo no lo pienso dos
veces y salto como un tigre a lo o a él que me está molestando.
Después me arrepiento algo y porque las cosas tampoco van de esa
manera y porque la reacción primaria suele ser, por lógica,
bastante exagerada.
O sea que después analizas el tema y
piensas que algo de razón tenías, pero esa razón no era suficiente
para arrancarle la cabeza del tronco. Matizas y matizas y quieres
ponerte en situación y buscas disculpas y coartadas y empiezas con
el que estaba en un mal momento, había dormido poco, estaba
preocupado por como iba la Bolsa, me había dejado la novia y es más,
me había puesto los cuernos, la muñeca hinchable se había pinchado
y bueno, te inventas lo que haga falta, para tú salir indemne.
Pero coño al otro tío o tía los
dejaste hechos polvo y todo, por ser tan bestia. Claro, que pones
todo en la balanza y es cuando piensas, ¿en si ha merecido la pena?.
Te has liquidado a un amigo o amiga y todo por un puto berrinche
desatado o por ese pronto desquiciado. Yo creo sinceramente que no
merece la pena y lo sé por experiencia propia y quedas muy bien en
el primer momento y por desahogarte, pero después las cosas ya no
tienen remedio y aunque las disfraces de lagarterana, te has cargado
a alguien que no querías cargarte. Y ya esto, no tiene vuelta de
hoja.
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