ABUR

Bueno, pues se acabó el día y por tanto, se acabó la Romería. Quedan como siempre los colgados de todas las fiestas, los más puestos y los más borrachos y alguna tía que baila sin música, al parecer la música la lleva en las venas o eso dice y si le preguntas, no te dirá nada. Después el problema es como llegar a tu casa y para ello tienes que coger el buga. Y como me pasó a mi en una preciosa romería de Galicia, que iba en plan pijo de colocado y me dio por tener que llevar yo el coche o mejor dicho, mi cocheeee.

Y salve unas cuantas curvas, pero llegué a una donde al parecer había crecido un pino, que antes y lo juro por mis muertos, no estaba y claro, nos dimos un piñazo que no veas. Siniestro total y varios heridos de mentirijillas, nada grave salvo por la indemnización, que pagaba el seguro y no yo. Pero menudo sofocón y menuda vergüenza y todos colocados y puestos y acabando en el Hospital más cercano, que estaba nada menos que a 100 kilómetros.


Lo que realmente pasó, es que me había salvado de tantas, que ésta me la merecía a tope. Bueno me había salvado porque yo hasta ese momento no conducía nunca. Tenía coche y porque siempre fue así, primero tenía el coche y después y al cabo de unos meses, me saqué el carnet y mientras tanto, los coleguis del pueblo viajando con mi boyante buga. Porque yo no dejé prestada a mi madre, porque mi madre no quería, sino la tenía en el rastro y haber quién más me ofrecía. Yo lo dejé todo y así me fue por la vida y tampoco ahora es época de remordimientos, yo presté y así antes se descubrí a los cabrones que me merodeaban.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR