CUTREMERCADO

Media hora más y tengo que irme a ejercer de padre bueno, hacer la comidita para los pibes y antes la comprita. Ya sabéis, ir al Supermercado y que no sé quién le puso ese nombre, porque de Super no tiene nada, es más bien cutre y poco variado y por tanto su nombre más apropiado sería: “Cutremercado”. Pues eso, a comprar al Cutremercado cuatro cositas diversas y medio caducadas. Y es que aquí no hay otra y si no quieres comprar en éste sitio, sólo puedes ir a otro y que además es peor que el primero.

Los pueblos pequeños tienen en algunos aspectos sus grandes ventajas, pero hay otros, como éste que menciono, en que tienes que joderte con lo que tienes. Hay una Carnicería que tiene una fila de bancos y su carne no es precisamente buena y los bancos ¿para que están?, pues para que te sientes y así que tengas más paciencia para que llegue tu turno. Todo se hace enlentecido. Y hay dos Pescaderías y al llegar el primero que te saluda es el pescado que tiene expuesto, el pescado habla y te entiende y tiene hijos y familia, les da tiempo a todo. De tantos días que se pasan en la Pescadería hasta saben hablar guiri.

Aparte que por una pieza de ese pescado rechumido y tieso, tienes que donar tú Higado o un Riñón a cambio, pues no te llega nunca con la pasta que llevas encima. Caro no, carísimo. Pero bueno es otra forma más de hacerte amigos y te llevas el pescado y vas hablando con él por el camino y cuando llegas a casa, a lo mejor ya tienes un amigo nuevo. Merluza se llamaba así, el último de mis amigos y Chipirón fue el otro gran amigo que tuve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR