La 1 de la tarde y yo sigo aquí, sin
comprar nada y sin querer saber de nada, quiero ser autista en éste
momento y que nadie me moleste. Autista, lo quiero ser todos los
días, no sólo hoy, pero pocas veces lo consigo, no sé el porqué,
pero al parecer el mundo me necesita. Debo ser más importante de lo
que yo pienso que soy. Y me fui a esa hora, a la 1 de la tarde, e
hice la compra y después, como un niño bueno, la comida.
Y ahora, que ya son las 6 de la tarde,
no sé que cosas tengo pendientes, quizá afeitarme y después darme
un paseo, tampoco tengo la agenda de un primer ministro, lo mío son
tres cosas al día o puede que cuatro. Las hago, las cumplo y me
quedo loco de contento. Pero hoy es Jueves y tendría que ir a una
reunión política, de esas en que nos juntamos un nido de rojos y
hablamos y planificamos y después hacemos muy poco, pero hoy no me
siento con ganas de bla, bla, blá y disertaciones de lo mal que
funciona el país y de que nosotros somos los salvadores.
No sé, hay días en que me metería
debajo de las faldas de una tía y allí a la sombra, pues a
disfrutar de ese momento tan íntimo. O bueno, también me valdría
el quedarme en la cama acompañado de una tía y toda la tarde
haciendo guarradas y números de circo. Ya se sabe, el tirarse del
armario y haciendo el salto del tigre, el número del fonambulista
que se cae a la pista y la ósmosis invertida que equivale al 69 y
algunas cosas más, que son propias de mi cosecha, pero que de
momento no las digo. ¡Algún secreto debo de guardar!, no?.

No hay comentarios:
Publicar un comentario