Ya es la 1 de la tarde del día 26 de
Septiembre y como siempre a ésta hora me entra la paranoia de que
tengo que hacer la comida, bueno y mejor dicho, la maldita comida
dieta. Creo que estoy en el momento más álgido de la película,
pues ya no adelgazo como antes y ahora voy más poquito a poco. Lo
que pasa siempre, que primero te deshinchas y sueltas con alegría la
grasa sobrante y después todo se para un poco, pues toca soltar la
grasa más agarrada y menos agradecida.
Bueno, pero lo importante es que sigo
por el camino correcto y además los sueños de orgías romanas, de
follar y comer y todo a la vez y en plan pantagruélico, se van
reduciendo en número y también de intensidad. Ahora vuelvo a soñar
más, en orgías de follar, sólo y exclusivamente. Como decía el
otro, en follar como un poseído. Pues ya está, ya estoy volviendo a
mi normalidad del estar salido.
Ya digo que eso tampoco me trae
consecuencias, porque controlo mis apetencias sexuales. Vamos, que
aparto la vista cuando pasa una tía buena, que me cambio de acera si
viene de frente, que no me rozo con todas las esquinas y salientes,
que en fin, que guardo la compostura de hombre libre y tranquilo,
pero por dentro no es así, por dentro soy un volcán a punto de
petar, soy un pedazo de carne lleno de deseos sexuales y como no
solucione pronto éste tema, sé que voy a erupcionar.
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