Pues hecho el peritaje de daños en mi
casa, pues toca arremangarse y ponerse a currar. O sea que hoy no va
ser un día de escritos estelares, hoy va ser un día de manualidades
y componendas. Todo iría más o menos bien sino cayera ese maldito
rayo, pero la ira del señor es imprevisible y más con las ganas que
me tenía Dios. Yo debí suponer esto, que habría un ataque divino y
lo más sencillo para Dios era poner el dedo en la llaga (la llaga
soy yo, claro).
Y me ha dejado jodido y bien jodido.
Uno de los enchufes salió como lanzado en escopetazo y recorrió 5
metros hasta estamparse con el cristal de la ventana y se quedó
hecho trizas. La próxima vez que haya una tormenta, dormiré
metiendo los dedos en un enchufe y a ver si así me electrocuto de
una puñetera vez. No quiero morir y menos ahora, pero si Dios me lo
pone tan fácil no sé si caeré en esa tentación.
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