Ya debo llevar 9 o 10 escritos que
están pendientes de pasar al blog y al final, no me voy a acordar de
sus títulos y me voy a montar un guirigay. “Guirigay”, no sé de
donde viene esa palabra, supongo que de Sudamérica. En mi tierra
gallega se diría, montar una “desfeita” y en castellano más
diplomático, montar un “desaguisado”. Da igual como se diga, el
caso es que ya me pasó una vez cuando estuve de vacaciones éste
Verano, que escribí en el ordenador y cuando quise pasarlo al Blog
casi me vuelvo loco.
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| Menorca |
Y algunos escritos se han quedado
olvidados en mi ordenador y sé que están escritos, pero siempre me
digo lo mismo, cuando tenga tiempo los revisaré. Y la pregunta del
millón, ¿cuando voy a tener tiempo?, yo creo que nunca. Tiempo es
una palabra prohibida, pedir tiempo es como mentar a una maldición.
Jamás de los jamases tendré tiempo y más ahora, que ya me voy
volviendo viejo y por tanto, el tiempo es un bien bastante escaso y
está achicado. Un año es como un mes y un mes es como un día.
Si señor cuanto menos tiempo nos
queda, más queremos tener tiempo y es que de alguna forma queremos
prolongar nuestra vida. Claro que no todo el mundo diría esto, hay
gente vieja que sólo está vegetando y que vive bajo los tentáculos
de la depresión. Socialmente y bajo las reglas existentes, es lo que
se quiere que hagan los viejos, que no molesten, que se callen y que
les cambien los pañales a los nietos. Pero no saben que está
germinando la revolución de los viejos rebeldes y que saldremos a la
calle y haremos hasta barricadas incendiarias.
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