Lo que es el vicio, como estoy a dos
velas y no tengo para comprar tabaco, estiro los cigarrillos más que
nunca, pero al mismo tiempo estoy pensando como conseguir algo de
pasta para hacer una provisión de tabaco. Joder no tengo para comer
y sólo pienso en como conseguir tabaco. Y si éste es un vicio,
figuraros si estuviera colgado del Caballo, entonces vendería mi
casa para quitarme el mono. Y no es una suposición, es una realidad
palpable, los yonquis venden su alma al diablo y a su madre y a su
padre y a toda su parentela.
Total una Madre por una papelina, no
debe ser un mal cambio. La fuerza de esa droga es bestial y puede con
todo, con los sentimientos, con las ideas, con todo lo que tú
quieres y todo esto es susceptible de ser trapicheado por un poco de
caballo. Claro que una de las cosas que más cuesta “normalizar”
en un yonqui, es que después de romper todos los esquemas y normas,
que vuelva a esa normalidad cotidiana y sobre todo, que vuelva a
respetar a los demás.
El respeto hacia los demás es una de
las cosas más difíciles de normalizar. Porque después de robar,
engañar e insultar a los que te rodean, que les vas a decir ¿qué
lo siento?. Bueno uno puede darle un punto de confianza al yonqui, lo
que pasa es que la mayoría de las veces eso mismo lo han dicho mil
veces y después te han metido el palo igualmente. Está difícil
poder fiarte de un yonqui y es que cuando se cuelgan de uno, te toca
ejercer de padre y el yonqui se convierte en tú vampiro, te chupa la
sangre, la paciencia, la pasta y para después darte el palo de que
vuelve por sus fueros de pesadilla. Por suerte no siempre es así y
hay alguno que se salva y que sale adelante, pero como decía el
otro, son excepciones.
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