Es verdad, que a veces tengo la sensación de pregonar en el desierto y que mis palabras escritas se quedan dentro de este pobre ordenador, pero como digo, es sólo una sensación subjetiva y que solo yo, veo. Bueno, más la tenía antes, cuando los tiempos eran de abundancia y casi nadie se preocupaba de tener un control emocional sobre el tener pasta y lo que valía era el que yo tengo más pasta que tú y por tanto, estoy por encima de tí. Sí, no hace tanto tiempo y ese pasado no puede olvidarse y porque tiene sus grandes enseñanzas.
La sociedad tiende a imitar a sus gobernantes y si los gobernantes dictaminan que hay que despilfarrar pasta a mansalva, pues algunos lo harán con sumo interés y siempre saldrán de primeros en la fotografía. Y si los valores sociales que se instauran son la venganza y la envidia y el tener más que el otro y mejor coche y mejor casa que el vecino, pues nada, que es como remover en la inmundicia humana y entonces sale a la superficie las cosas más repugnantes de ser humano. Y vamos a ver, el pueblo es el pueblo, pero eso no quiere decir que todos seamos igual de legales.
Y cuidado, porque algunos de estos aprendices de brujo, se quejan ahora de lo contrario y lloran su desdicha social, pero no lo hacen porque en el fondo quieran los mismos derechos que los demás, lo hacen pensado en utilizar a los demás, para de nuevo conseguir su anterior bienestar social. No olvidemos una cosa, que siempre hay ratas en las alcantarillas y que sólo esperan el momento propicio para salir a la superficie y si es a costa de ti y de los otros, pues es un daño colateral para conseguir llegar a su fin y que no es otro, que estar por encima de ti.
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