Lo malo de mí, es que ya no creo en casi nada, porque creo en mi y en cuatro amigos que me quedan por ahí sueltos (ojalá llegara a cuatro).
Lo bueno de mí, es que creo tanto en mí, que a veces pienso que estoy loco y esa pasión desmedida crea a mi alrededor dos posturas antagónicas:
Los que me odian y los que me quieren
y entre esas dos aguas transcurre mi vida...
y es que yo vivo en esa línea tan fina que está entre el amor y el desamor,
entre la rabia o el odio
y entre esa inmensa, amable y tierna, paz interior...

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