Estoy olvidando lo que puedo.
En realidad
tengo agujeros negros dentro de mi cabeza
de hombre de pequeño cerebro.
Olvido
pero no tanto.
Olvido
pero hay olvidos
que te retuercen los intestinos
y te levantan las cejas...
Hay olvidos
que son de otro mundo
y cuando se disparan a su máxima velocidad
te atraviesan el hígado
y te revientan el estómago sin más.
Hay olvidos
que no son fáciles de olvidar.
Los llevas a cuestas
como una cruz que debes de arrastrar.
Y no hay consuelo
ni hombro en que te puedas apoyar.

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