Autobiografía del ojo, Paul Auster.


 Cosas invisibles, arraigadas en el frío,

y creciendo hacia esta luz

que desaparece

en cada cosa

que ilumina. Nada acaba. La hora

vuelve al comienzo

de la hora en que respiramos: como si

allí nada fuéramos. Como si yo no pudiera ver

nada que no sea lo que es.

En el límite del verano

y su calor: cielo azul, colina púrpura.

La distancia que sobrevive.

Una casa, construida de aire, y el flujo

del aire en el aire.

Como esas piedras

que se deshacen y mezclan con la tierra.

Como el sonido de mi voz

en tu boca.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR