A veces tiendo a pensar que yo fuí normal, pero muy movidito, desde luego, tranquilo y sumiso, nunca lo fuí. Y en otras ocasiones tiendo a pensar lo contrario, es decir que nunca fui normal y siempre me salí por la tangente. Para mí tiene más peso ésta última teoría, pues me encanta salirme por la tangente y siempre disfruté con ello. Y ya no digamos moverme en el filo de la navaja y hacer todo tipo de equilibrios y componendas, para andar entre el bien y el mal y no salir trasquilado, eso me apasiona y me apasionó desde siempre. Claro que estos son juegos peligrosos y no siempre uno está en plena forma para poder desarrollarlos. Si uno está bien, ¿qué le importan los límites establecidos?, pero cuando uno está mal, si importan y mucho. Si yo me encuentro en mi salsa y con esa aptitud vital que yo tengo, los límites me los paso por el forro de los cojones y mantengo mi pabellón particular bien en alto. Pero cuando se está ahí arriba, por el camino te vas forjando enemigos, pues a veces hay personas que mal interpretan tu forma de ser y les resultas, provocativo y hasta hay personas de tu entorno habitual, que se reviran contra tí. Hay mucho componente de envidias y de resentimientos y eso se acumula y sólo esperan el momento de verte débil, para darte un buen palo en la cabeza, un buen golpe mortal, un golpe definitivo.
Esto que describí anteriormente lo he comprobado in situ y me pasó varias veces, y para mí la más evidente de todas fue cuando era estudiante de Medicina en Santiago de Compostela. De aquellas era un tío que irradiaba y me mostraba seguro de mi mismo, con aires de líder y de mangonearlo todo. Y me forjé buenos amigos, pero también unos cuantos enemigos, enemigos que yo ni sabía que los tenía y que sólo estaban al acecho y esperando el momento propicio para desnucarme. Y llegó ese momento y fue cuando dejé mis actividades revolucionarias y no me quedó otra, que enfrentarme a mi propia realidad y que era bastante desastrosa. Acumulaba asignaturas pendientes y de varios cursos y aquello se me puso muy cuesta arriba, pero muy cuesta arriba... pero aún así lo hice. Me enfrenté con uñas y dientes, y a pesar que por el medio algunos antiguos compañeros y algún amigo se tomaron la venganza y se cebaron conmigo. ¿No eras tú el que ibas a solucionar el mundo? y ¿donde están tus camaradas y amigos?. Lo de los amigos tampoco era así, porque más o menos los conservaba, pero los camaradas habían huído como ratas del aquél barco hundido. Y me dolió y claro que me dolió y me hizo daño y tanto daño me hizo, que incluso me ayudó a hundirme más en mi particular ciénaga.
Y no exagero nada, así fue y así lo viví. Cuestión vengativa fue mucha y de resentimiento, mucho más que bastante. Aún a posteriori, traté de entender porque creé tanto resentimiento y varias veces me puse en el papel de mis enemigos escondidos y pude sentir que sí, que pude hacer daño y aunque no fuera mi intención, concluyo que sí debí hacerlo. Pero esas cosas no se remedian con venganzas tontas y sanguinarias, pues yo me levanté de nuevo al cabo de unos cuantos meses y por fin entendí que habían sido otros tiempos y punto. Y si a alguno me llevé por delante en esa época anterior, pues fueron bajas colaterales y que se jodan y se retuerzan en su puta envidia (es un decir, pero es algo que te tienes que decir si quieres salir adelante).
Y no exagero nada, así fue y así lo viví. Cuestión vengativa fue mucha y de resentimiento, mucho más que bastante. Aún a posteriori, traté de entender porque creé tanto resentimiento y varias veces me puse en el papel de mis enemigos escondidos y pude sentir que sí, que pude hacer daño y aunque no fuera mi intención, concluyo que sí debí hacerlo. Pero esas cosas no se remedian con venganzas tontas y sanguinarias, pues yo me levanté de nuevo al cabo de unos cuantos meses y por fin entendí que habían sido otros tiempos y punto. Y si a alguno me llevé por delante en esa época anterior, pues fueron bajas colaterales y que se jodan y se retuerzan en su puta envidia (es un decir, pero es algo que te tienes que decir si quieres salir adelante).
Lo que yo realmente pienso, es que cuando estoy bien, soy un tío que irradio e imanto a las personas y no lo hago a base de estratagemas, lo hago con naturalidad, pues es un don con el que he nacido y por tanto no pienso desaprovechar y lo pienso exprimir hasta mi último halo de vida. Lo malo y como dije antes, es cuando empieza a bajar mi tono vital, pues al principio, no quiero reconocer que estoy bajo mínimos y entonces tardo demasiado tiempo en darme cuenta de ello, por tanto, reacciono muy tarde. Pero todo tiene su cara buena y su cara mala y si yo quiero una cosa, pues simplemete me jodo y porque me tengo que contentar a su vez, con la que no quiero (consuelo de tontos).
En fin y concluyo, en el fondo me da igual ser normal, que anormal o que paranormal, me importan las tres cosas un pito y el saltarme las reglas, para mí solo tienen dos límites: uno que no me joda demasiado mi vida y la otra, es que traigan consecuencias sobre mis hijos (mi relación con ellos), entonces apago y me voy y me vuelvo al corral de donde salí por la tangente. Aparte de éstas dos cosas, lo que me importa es seguir sintiendo con la misma intensidad que ahora siento y si para ello es imprescindible saltarse las reglas, yo seré el primero en saltármelas y que el mundo explote y ya puestos a pedir, pues que también se vaya a tomar por el culo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario