Yo me lavo las manos y el sobaco y los huevos todos los días del año y en eso soy así de limpio y de refinado. Y lo digo porque hay mucho guarro suelto, al que le canta el alerón o el aliento y prefiero no saber a que le huele su culo o sus huevos cocinados con sebo y sudor. Supongo que a gloria bendita...pero esto nunca dejará de ser una puta suposición, pues por supuesto y en este caso determinado, no estoy dispuesto a comprobarlo. Ellos mismos y de cada vez lo observo más veves, que les encanta pasar sus dedos por su entrepierna y para a continuación pasar sus dedos por sus fosas nasales.
ME LAVO LAS MANOS
Y yo como Poncio Pilatos, me lavo las manos y que le den por el culo al mundo. Porque hay momentos en que entran unas inmensas ganas de pasar, de pasar de todo y de que todo te resbale. En fin, los problemas se acumulan y se amontonan. Los problemas tienen la cualidad de que se pegan unos a otros y hacen grandes bolas de problemas. Y no es el colesterol el que jode las arterias, son las putas bolas de problemas las que atascan, obstruyen y destruyen nuestras paredes vasculares. Te puedes comer entera una piara de cerdos engordados con pienso hormonado y todo será puta grasa en abundancia, pero si te dejan tranquilo y sosegado, no te morirás de un infarto.Ahora como sea al revés y como te alimentes en plan sibarita refinado y todo sin grasa, ni aditivos, ni demás mierdas añadidas...pero como te bombardeen a base de problemas, tienes el infarto asegurado. Un infarto o un ictus de película, de esos que te dejan tetrapléjico y como premio te darán una bonita silla de ruedas. Si, porque todo lo malo tiene después su premio y si eres ciego... ciego, te regalan una preciosas gafas de sol y si eres sordo, te invitarán a un concierto de música divina y si eres mudo, pues muy sencillo, si eres mudo te darán por el culo y así no forzarán más tu garganta o tus cuerdas vocales.
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