Esta foto quizá sea un montaje...
pero sería un montaje de un bonito sueño.
Y entonces ¿qué importa?
si es un sueño vestido con un elefante y una niña
y esa mano sutil y profundamente cariñosa
sobre la zona renal del paquidermo
y él tan tranquilo sentado
y mirando el panorama
que por otro lado,
parece no tener demasiados alicientes,
un puto descampado de una ciudad cualquiera,
y al fondo, un edificio todo deslustrado
que da más pena que gloria,
eso sí,
monstruosamente grande,
más feo que el arquitecto que lo hizo
y más triste que el taburete
donde se sienta la niña.
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