MIS DEMONIOS

 

Hoy es sábado y día 3 de febrero del año 2.024. Y pongo el año, porque ahora los años van pasando a la velocidad del sonido y me gusta saber el año en que me puse a escribir lo que ahora expongo. Tampoco os penséis que voy a escribir la biblia en verso, porque en este mismo momento, estoy partierndo de cero (o sea, no tengo ni puta idea de lo que voy a escribir). Pero a veces pasa que uno se va animando a medida que escribe y entra en calor sin darse cuenta. Pero en fin, sigo en ascuas y esperando a que me llegue la inspiración. A veces se hace de rogar. Me enfada que no se presente, que haga amagos y vuelos rasos, pero lo que más me molesta es que pase a través de mí. Digamos que siento como entra y sale de mí. Total, que lo dejo y porque siempre hay momentos mejores.

Y de nuevo, aquí estoy y porque soy muy terco y muy cabezota. Siempre lo fuí, pero ahora lo soy más. Tengo más empeño que antes y lucho por lo que quiero hasta la extenuación. Antes, también lo hacía, pero ese hecho, que para mí tiene tanto mérito, en mis tiempos jóvenes, lo valoraba como un hecho secundario. Pensaba que venía hecho de fábrica y ahora en cambio, me he dado cuenta de que esa persistencia que hay dentro de mí, ha aumentado con el paso de los años y por ser un proceso evolutivo y a más experiencia vital más persistente soy en mis actos y hechos. Es decir, soy más cabezota que nunca y si me empeño en una cosa, la hago o un rato después, la vuelvo a intentar. No me rindo fácilmente y para terco yo y mis circunstancias. Me acuerdo del día en que me dijeron que era demasiado conciliador y me lo decía un tío que se había conciliado con las drogas duras y como si me dijera, la revolución corre por mis venas y no por las tuyas.

Para un tío insensible, cuesta muy poco decir algo que hace daño a su amigo del alma y porque por el medio quedaron las drogas y se fueron al mismo carajo los sentimientos. Recuerdo perfectamente, la segunda vez que me lo dijeron y de esas parto de la idea de que aún estaba en un proceso de conocimiento hacia mi persona o porque en ese mismo momento, tenía esa gran necesidad de hacerme daño. Y me lo hizo y esa herida no se curó con el paso del tiempo y es más, sigue viva. Claro que a día de hoy, me importa un huevo que piensen eso de mí y porque he demostrado a través de la historia de mi vida, que he sido un tío luchador. No encuentro el momento de decir, que si no lo he hecho también, pido mis más sinceras disculpas, pero eso no me lleva a flagelarme con mis demonios. Tener, los tengo, pero son parte de mi persona.

















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