Y yo en cambio, sigo en plan ermitaño, encerrado en mi cueva y a cal y canto. Y ya van para dos años, dos años de encierro consentido, dos años de ser mi único amigo, dos años de hablar conmigo mismo, de...de...de....de todo y más.
De que me voy a volver loco, de que cuando me veo en el espejo ya no me reconozco, de que soy mi propio esclavo y mientras tanto, la gente creo que se divierte o eso dice...
Pero yo también me divierto y si estoy encerrado es porque yo quiero. Lo que pasa es que el tiempo pasa y yo estoy dos años más viejo y poco ha cambiado bajo éste espeso cielo de verano. Mi vejez ha cambiado un poco y mi onda interna también, ahora evoluciono hacia no sé donde, pero evoluciono positivamente. Y digo positivamente, porque yo lo noto, pues uno sabe cuando se encuentra bien. Una corriente interior, un orgasmo, un espasmo, un calambre o una convulsión, da igual el nombre, el caso es que esa descarga recorre mi espalda y desde mi nuca hasta mi talón.
No sé, pero si me encuentro bien así ¿porque quiero cambiar?. En realidad no lo sé, pero cuando veo pasar a la gente me entran ganas de convertirme en un ser normal. Normal y quedar y hablar y salir y volver a quedar y entonces seré uno más. Pero poco dura esa alucinación, en un minuto noto de nuevo ese calor interior y que es producto de mi propia de satisfacción y entonces me envuelvo en mi propia normalidad y así me quedo yo, satisfecho del como soy y del como estoy.
Desde estas palabras y letras, ha pasado la friolera de 8 años (ahora, estamos en el 2.022) y sigo tan encerrado en mi cueva como antes y feliz, sigo feliz de la vida. Creo que ahora, es mi nueva forma de vida: vivir aislado entre estas cuatro paredes, contento, animado, a veces un poco descontrolado y malhumorado, siempre escribiendo, dándole vueltas a todo...y me temo que en esta silla en la que me siento a escribir... va a ser donde me quede tieso cualquier día de estos...
Pero resulta que ahora estamos en el año 2.024 y sigo vivito y coleando. Quizás un poco menos encerrado que antes, pero sigo encerrado al fin y al cabo. No sé si tan feliz como antes, pero tampoco sé si lo estoy más y lo único que puedo deducir, es que sigo contento, con ganas y quizás con un punto más equilibrado, pero eso no quiere decir, que esté más normalizado. Yo sigo a lo mío y si a alguien le interesa lo mío, bienvenido sea y si no le interesa, pues que se busque la vida sin contar conmigo. Yo tengo demasiadas cosas por hacer, como para perder el tiempo con el que no me quiere entender. Y seguiré contando mi evolución de bicho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario