Una vez viste la verdad...ya no te acuerdas.
Llueve
y sonríes
al sentir la lluvia
que, muchos años después,
sigue cayendo.
Qué maravilla reducirse,
concentrarse,
no salir,
no abarcar,
quedarse con la lluvia,
no con el trueno y el rayo
que enceguecen
al oído y al ojo
cuando caen
juntos, los dos,
al mismo tiempo.
Una vez viste la verdad,
ya no te acuerdas.
Llueve
y sonríes
al sentir la lluvia
que, muchos años después,
sigue cayendo.
Qué maravilla reducirse,
concentrarse,
no salir,
no abarcar,
quedarse con la lluvia,
no con el trueno y el rayo
que enceguecen
al oído y al ojo
cuando caen
juntos, los dos,
al mismo tiempo.

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