365 DÍAS

Hay quién piensa que después de un día malo viene otro mejor. Pues no señor, yo he comprobado y muchas veces, que después de un día malo, viene otro peor y es más, eso se convierte en una sucesión. Es decir que la cosa va por rachas de mínimos, o sea que no hay quién te quite de una racha de por lo menos 4 días malos y por no decir, 7 o 17. En cambio las rachas de días buenos suelen ser más cortas en el tiempo y todo porque después de una racha mala te toca por fin un día bueno y alucinas a colores y ese día te parece un mes o un año.

Pues yo la verdad es que no sé en que etapa estoy, si es buena o es mala o lo es a medias. Si es por palos que me dan desde fuera, es mala y con ganas. Ahora si es el como me lo tomo, es buena de buenísima. Por tanto no todo se mide por contar las desgracias que te depara la vida, sino y fundamentalmente el como te tomes los marrones. Porque hay veces que por un estornudo te deprimes o porque alguien te miró mal o no te saludó y hay mil ejemplos más de cosa superfluas, pero que te hacen daño.


En cambio otros día eres un Toro de Miura y nada ni nadie puede contigo. Eres el Cid Campeador cabalgando por los estepas castellanas y cortando cabezas de moros a destajo. Lo que pasa es que días así hay pocos y son escasos y menos mal, porque sino desaparecerían los moros de la Tierra. Un día así, es largo por todo lo que resuelves, pero al mismo tiempo es corto y por estar demasiado ocupado en el ardor de la batalla. Pero ya quisiera yo, que los 365 días del año que fueran así.

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JULIO CORTÁZAR