LA TRIBU

Bueno, pues la mañana de momento transcurre plácidamente y ya son las 11 de la mañana y tengo por delante un día largo y espero que lleno se de buenas sensaciones. Porque no todos los días uno está para recibir malas noticias y disgustos y malas historias patateras, hay días como hoy, en que uno está más sensible y sensiblero y no me pongo a llorar porque tengo el pañuelo lleno de mocos resesos y secos. Como también se les llama a los señores que lloran por todo, plañideros.

De todas formas yo hoy no lloro, hoy tengo la rabia disparatada y tengo que darle rienda suelta. Y a medida que escribo noto que las olas de rabia van disminuyendo y espero llegar a tener la placidez de un mar calmo y tranquilo. Porque al fin y al cabo, todos queremos eso, queremos llegar a estar en paz con el mundo y con uno mismo y que las grandes batallas pasen a ser grandes orgías romanas, comer a destajo y follar como un poseído, he aquí a los dos pilares de una buena orgía.


Orgías y orgías y yo no me como un rosco. Si a ésta Isla la convirtieran en Gomorra ,quizá fuera otra cosa muy distinta y venga a pecar con la carne ajena y con lascivia. Pero no señor ésta Isla es muy santa y muy tradicional y la Iglesia impera a sus anchas y las costumbres nuevas tienen que pasar por el filtro del consejo de los ancianos aborígenes y estos tienen que dar su aprobación o no. Y aquí la familia tiene su peso en oro y las familias se dividen, pero siempre se quedan dentro de la misma tribu, la tribu menorquina. Tribu que fue famosa en sus tiempos ya lejanos, por sus grandes tiradores de piedras con honda y porque de tanta piedra que hay, no hay otra cosa que tirar.

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JULIO CORTÁZAR