Pues es hora de levantar el culo del
asiento, son las 4 y media de la tarde y hoy tengo que ejercer de
fontanero, pero de fontanero de mierda, de esos que andan
desatascando cañerías llenas de mierda, siempre rebosantes, siempre
con olores ancestrales, siempre con olor a muerto y a carne podrida.
Es una buena guinda después del café, pero bueno que todo esto sea
por una buena causa ya me deja más tranquilo.
De todas formas yo estoy acostumbrado a
andar entre la mierda y soy un experto y además tengo un master en
pozas negros y cañerías atascadas. Yo en esto soy un hacha y no hay
obstrucción que se me resista. El único mérito que tengo en éste
asunto, es que soporto la mierda hasta el cuello, vamos que no vomito
ni hago aspiraciones, aguanto como un jabato y además no me quejo.
Me quejo ahora antes de empezar con el desaguisado y porque
lógicamente no me apetece respirar esos olores a muerto podrido.
Yo de siempre, estuve y estoy
convencido que la culpa de tanta obstrucción en las cañerías es
debido a los putos detergentes que todo lo limpian, que todo lo
abrillantan y que todo lo joden. Forman bolas duras como el acero y
con los pelos y otros complementos humanos, son como las pelotas de
goma de los pasmas y si te da en un ojo una, te deja ciego.
Desprendimiento de Retina por objeto traumático, le llaman los
entendidos.
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