Día 2 de Octubre y son las 10 de la
mañana y ya listo para empezar el día, aunque en realidad empezó a
las 8, un recado y el desayuno y ya estoy aquí dispuesto a comerme
el mundo. Mucho comer a lo grande y en el día a día no me como
nada. Bueno son gajes del oficio del que aspira a algo grande tiene
que pasar previamente por las miserias de la vida diaria. El pueblo
sigue su ritmo, nada se altera, el que hace de ciego sigue vendiendo
sus cupones, el pasma de turno que es el mismo al que tanto aprecio,
sigue rascándose los huevos. El estanquero calavera vende
cigarrillos y sellos. La de la Farmacia hace rebajas que siguen
siendo caras.
Éste es el día a día de mi Isla y no
hay más. Bueno, también tiene sus grandes ventajas, no hay
asesinatos, no hay robos, no hay nada y es que a veces y producto del
aburrimiento estoy deseando que haya algo que rompa la pana. No sé,
que se robe un coche o una casa y mejor sería que robaran a un
Banco. Las noticias aquí hablan de las rotondas de la carretera y de
que hay que exportar el pescado menorquín. Cosa que yo no me opongo,
pero creo que primero debíamos comerlo los que vivimos aquí.
Porque ese pescado tan menorquín está
bien para las fotografías, pues dado su precio no puedes ni olerlo.
Joder intentaba comentar noticias de aquí y no hay manera, porque en
realidad aquí no pasa nada. La gente anda y habla y parece que hace
cosas en su casa, pero eso mismo pasa en todos los sitios del mundo y
eso no es ninguna noticia. Aquí simplemente vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario