Acabo de llamar a mi hermana y porque
tengo pendiente nuestra última gestión en común. Después de esto,
la relación entre los dos va a equivaler a tierra arrasada, no va a
quedar nada de nada. Así de dura es la vida, pero también es verdad
que nosotros la complicamos y que la hacemos mucho más difícil de
lo que realmente es. Pero bueno, de lo que no hubo no sé puede sacar
flores de sentimientos, en tal caso, saldrán flores secas.
Nada que sea sorpresa, siempre fue así
y seguirá siéndolo y el que tuvo retuvo y el que no tuvo, se queda
sin nada. Y yo me lo he ganado a pulso y mis hermanos también y
ahora se trata de dilucidar quién puso más carne en el asador y yo
de eso paso, pues me da igual lo que puso cada uno y ayer fue mi
hermano y hoy soy yo y el otro día fue mi hermana, ¿qué más da?.
El caso es que ahora tengo por delante la triste realidad de mi
familia, que es un esperpento de familia.
Nunca lo fue y claro, con los embates
que da la vida si no hay un punto de unión todo se deshace. Y es una
pena, pero es una pena más bien metafórica y por eso de los enlaces
de sangre y demás historias que dicen que nacimos de los mismos
padres, pero hasta ahí llegó la película y si ésta empezó mal,
su final es una muerte anunciada y sólo queda velar el cadáver y el
poner una vela encendida a la memoria de mis padres y que en paz
descansen.
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