A mí me pasa con mi ciudad natal, con Vigo. Yo a Vigo volví varias veces, pero siempre fuí de escapado o sea con el ojo avizor y atento, para huir al menor contratiempo. Tampoco es que en mis tiempos jóvenes, atracara bancos, ni matara a nadie que no se lo mereciera, ni me peleara con nadie más de los que me había peleado (que en mi niñez, fueron bastantes), pero al fin y al cabo, tengo acumuladas un montón de sensaciones malas. Los últimos años que estuve en Vigo, fueron de mi época más decadente y pasada y eso ya no hay quien lo borre de mi cerebro. Y claro, es fácil decir, borrón y cuenta nueva y además... ¿qué tengo yo que ver con aquél Bruno del que ahora estaba hablando?.
Pues por suerte, no mucho. Pero tío, yo en el fondo, sigo siendo el mismo y es verdad, que aquella época tan amarga posteriormente me sirvió para un montón de cosas positivas y buenas, pero volver a aquellas sensaciones tan plañideras, no es un plato de buen gusto. Y por eso huyo y a éstas alturas ya no hay quién me cambie esas sensaciones tan amargas. Hombre, si por cojones tuviera que volver a Vigo, pues ya sería otra cosa y me enfrentaría a lo que hiciera falta y entre ellas a mis propios fantasmas. Pero para ir de relax, la verdad es que no es mi sitio preferido. Yo ahora quiero a Vigo desde la distancia pero nunca desde el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario