A veces me duele el alma y las costillas
por tanto decirte
¡te quiero!.
Quizás hubiera preferido
decírtelo menos
y haberme quedado sin historia
y sin más argumentos.
Pero me pueden más las ganas
y el ansia de quererte
y al final,
prefiero vestirme de ansia
más que de haber perdido las ganas.
Prefiero la ansiedad
que produce la utopía
que el conformismo
de la quietud de una noche sin luna.
Vosotros conocéis el poder que tienen la noches
y yo conozco el poder que tiene la utopía
y sobre todo
conozco las noches en que durmió la luna conmigo.
A veces me duele el alma y las costillas
por tanto decirte
¡te quiero!.
Quizás hubiera preferido
decir menos
y haberme quedado sin historia
y sin más argumentos.
Pero me pueden las ganas
y el ansia de quererte
y al final,
prefiero vestirme de ansia
más que de pena y de que he perdido las ganas.
Prefiero la ansiedad
que produce la utopía
que el conformismo
de la quietud de una noche sin luna.
Vosotros conocéis el poder que tienen la noches
y yo conozco el poder que tiene la utopía
y sobre todo
conozco las noches en que me durmió la luna.

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