Al principio de todo
éramos un páramo en tierra de nadie.
Más tarde creceríamos como seres vivos,
siempre latiendo
siempre queriendo
siempre abriéndonos paso como mejor pudimos.
Y así hasta que de repente
se nos arruga el cuerpo
y se nos expande el alma
y entonces es cuando podemos decir
que nos estamos haciendo viejos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario