Disculpad mi osadía,
yo me considero un tío valiente.
No tembléis ante mis desvaríos.
A veces y como dice la canción...
a veces no soy yo
y soy el otro.
A veces soy un valiente
que se pierde entre la gente,
soy el que sonríe para sus adentros
y porque llevo
la verdad entre los dientes.
En realidad,
soy un desalmado montado en el caballo del malo,
sólo pasa que de vez en cuando me hago el valiente
y lo soy en brotes de locura incontenible,
me subo por paredes y muros,
oteo horizontes utópicos
y me siento un puto dios invencible,
y cuando estoy en la cima del mundo
siempre me digo:
pobres mortales que son de carne y hueso...
y la carne es débil
y el hueso se hace polvo
y al polvo se lo lleva el viento.
pobres mortales
que piensan que tienen todo el poder en la tierra,
y lo único que tienen
es el poder de su propia autodestrucción.
Por eso y de vez en cuando
mi intención es declararme valiente,
necesito ver hacia adelante,
y así pensar
que hay otros mundos posibles,
que hay otras formas de gobernar el mundo,
necesito sentir
que estoy y que estamos vivos,
que por nuestras venas corren ríos de sangre amable
y por supuesto...
poder sentir que en el mañana...
seguiré siendo un tío ¡valiente!.

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