Para poder olvidarte,
encendí dos velas
enterré mis penas en un ataud
terminé apagando la luz.
Para olvidarte,
intenté dormir en una noche sin fin,
y entre tantas vueltas y vueltas
la luna va y encendió su luz.
Para olvidarte
me corté las venas
y de repente,
silbé una canción que no recordaba,
y antes de perder mi luz
pude ver como a mi alrededor
millones de luciérnagas emprendieron su vuelo hacia la luz.
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