NADIE ME ENSEÑÓ...

 

Nadie me enseñó a tener cuidado

ni a ser más cauto, más observador,

más pausado y más reflexivo

y por eso  a veces...

así me van las cosas.

Es verdad que esas veces me tiro al vacío de cabeza

esperando que la suerte me acompañe

que lo que venga después no sea tan duro

que lo nuevo sea una estrella brillante y rutilante

que derramaré ternura por los poros

que mis ojos se queden para siempre brillantes 

que la hojarasca se mueva con el viento

que el mañana se llama, esperanza

que hoy es el día que lo precede

que lo siento y lo siento mucho 

y es que hubo veces, que me vendí al diablo.

















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JULIO CORTÁZAR