A veces me pierdo entre árboles frutales,
siempre cargados de fruta y zumbidos de avispas
buscando néctar de azúcar.
A veces
me cobijo bajo su sombra,
me acurruco allí
y hago, ovillo y nido,
relajo todas mis partes,
acomodo mi sien sobre un brazo
y veo al sol entre hojas y ramas de árbol.
Juego durante un rato con la luz y las sombras
y al final,
siempre me quedo dormido.
Después me despierto
y disfruto de la suave brisa de la tarde
que por suerte
muchas veces me acompaña.

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