Manuel Moya


Escucho la palabra patria

y sin querer alzo las manos

en señal de rendición,

cuando en el aire restallan las banderas

siento que me abofetean y me amordazan,

si alguien desde una tarima

me invita a ser de “los nuestros”,

suelo huir,

pues no conozco otra forma de

protegerme y escapar a sus palabras.

No, no me golpeen más con la patria,

no me amordacen más con las banderas,

que nadie se suba a una tarima,

por favor,

que no tenga que sortear ningún escudo

ni a ninguna razón o sacerdote

tenga que aceptar mientras me abre

con un hacha la cabeza.

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