RECUERDOS


De todo lo que vivimos apenas queda nada,
queda un residuo gris ceniza
en algún rincón de nuestra penosa memoria,
quedaría un recuerdo de un rostro difuminado
que flota
entre manchas de mohos húmedos
y unas risas que resuenan dentro del cajón de la mesilla.
A veces, soy capaz de ver tu cuerpo,
lo percibo más que lo siento,
ha perdido carne y algo de hueso
y se ha quedado en aire y viento,
y si ahora mismo,
abriera la ventana
saldría despavorido buscando más viento
y al final,
se colaría por cualquier resquicio del olvido.
De todas formas,
los recuerdos permanecen en el polvo
que todos los días limpias
y al final, donde se les podría encontrar,
es entre los pelos del pincel con el que limpias el teclado de tu portátil.

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JULIO CORTÁZAR