MI PARAÍSO



Mi paraíso está entre éstas cuatro paredes,
sencillo decorado de ancestral piedra y muebles avejentados,
casi rozando lo espartano
pero sin entrar en el terreno escabroso del minimalismo,
un casi y justo hasta la puerta y de aquí no paso.

Tampoco es un clásico de rigor mortis,
está entre un clásico desaliñado con toques de cierta desgana y un estudiado dejado no muy pensado,
pero eso sí, nunca abandonado...

Lámparas...
lámparas de araña
y algunas telarañas entre el techo y la lámpara.
(son testigos de mi dura existencia diaria)

Luces...
luces tumbadas, de pie, de escorzo, de techo,
todas indirectas,
nunca de bruces y en la puta cara,
con luz fría, blanca y nítida,
más intimista y más de piel sensible...

Sueños...
sueños colgados en sólidas paredes antiguas,
trozos de sueños pegados con saliva de murciélago,
pedazos de sueños pintados sobre cuadros...
algunos dedicados
y algunos otros, sin firmar y sin más datos.

Esculturas de papel de periódico sin dedicatoria,
pero yo sé que la tiene y en tinta invisible...
que al final y resumo,
también resultó ser otro amor imposible
y en esa escultura, estoy yo,
yo escribiendo con cara de genio sin lámpara
yo con mi chaqueta de letras de imprenta,
yo dando aspecto de escritor de sueños incomprendidos,
yo los escribo, yo los traduzco
yo los expongo con mis venas abiertas y mis carnes prietas,
y cuando por fin, los envío
salen envueltos en trozos de materia gris
y en una extraña mezcla de frases, letras, comas y puntos...
también hay espacios pintados de blanco y de negro,
hay otros que hablan de la plácida luz de la luna,
y hay algunos que se retuercen en sinuosos curvas provocativas
que parecen que insinúan algo
y que al final lo único que dicen...
es que lo escrito, permanece y porque para eso está escrito
y lo no escrito,
puede ser arrastrado por una corriente de aire o de frío.

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JULIO CORTÁZAR