En cambio ahora, me duermo en plan ceporro o sea duro despierto dos segundos y enseguida empieza el tamborileo de mis ronquidos tenebrosos o son ¿gruñidos de oso?. Hoy en día la cama me atrae y eso que no tengo a nadie para llevarme a la cama. Y es que la verdad, la cama está hecha para dormir y no para follar y porque follar se puede hacer en cualquier sitio, en cambio dormir, pues no. Yo para dormir como toca, necesito mi propia almohada y que el edredón emane calor, pero sin pasarse ni por arriba ni por abajo y porque yo necesito el punto justo de cocción bajo las sábanas y que poco nos queda, para que los edredones vengan con las temperaturas ajustables y hoy lo quiero a 25º y mañana a 20º.
La noche no promete nada y eso que mira que me gusta vivir de noche, pero hoy en día saco la balanza del armario y peso los dos partes: en una, pongo a la noche con su casi Luna llena y en la otra, pongo el día y el suave calor del sol y no sé como se las arregla la puta balanza de mierda, pues siempre gana el día y su bella melodía.
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